INTERCESIÓN EFICAZ
Interceder
es orar por una persona, es ponernos en la brecha entre Dios el Padre y esa
persona.
Éxodo 32:31-32; (…) Entonces volvió Moisés al SEÑOR y dijo: ¡Ay!, este pueblo ha
cometido un gran pecado: se ha hecho un dios de oro. Pero ahora, si es tu
voluntad, perdona su pecado, y si no, bórrame del libro que has escrito
(…).
Cuando
intercedemos por alguien, quitamos el enfoque personal, egocéntrico de nuestra
oración y pasamos nuestro tiempo de oración llevando la carga de otro. Es
maravilloso interceder por los hijos, pero aún en ese caso, hay un beneficio
muy personal. La verdadera intercesión es cuando no hay un beneficio
directo; Simplemente, oramos por el beneficio de otra persona.
Hay
varios principios que nos llevan a un momento de intercesión correcto:
1. No se puede interceder si no tenemos un sincero
amor y compasión por la gente.
Debemos aprender a ponernos en el lugar de otros,
porque podemos volvernos insensibles si somos bendecidos, pero no nos damos cuenta
de todo lo que están pasando otros.
Hebreos 4:15; (…) Porque no tenemos un sumo
sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que
fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado (…).
Lo que hace que Jesús se compadezca de nosotros, es
que Él pasó por nuestros problemas, dificultades y situaciones. Y nosotros
tenemos que ponernos en los zapatos de los demás. Muchas veces, estamos tan pendientes de nuestro
dolor, que no estamos pendientes de lo que los demás están pasando. Por eso,
para poder interceder correctamente, debemos tener amor y compasión por la
gente. Si vivimos centrados tan solo en nosotros y en nuestras
necesidades, Dios no puede usarnos como intercesores.
2. Es vital tener una relación personal con
Dios.
Dios no
puede usarnos como intercesores, simplemente porque oremos. Dice la
Biblia, en Santiago 2, que Abraham era amigo de Dios. Solo un
amigo tiene autoridad para interceder. Si no desarrollamos nuestra
relación con Dios, nuestra oración por otro no será tan efectiva.
Santiago
2:22-23; (…) Y puedes ver que, en el
caso de Abraham, su fe se demostró con hechos, y que por sus hechos llegó a ser
perfecta su fe. Así se cumplió la Escritura que dice: «Abraham creyó a Dios, y
por eso Dios lo aceptó como justo.» Y Abraham fue llamado amigo de Dios
(…).
3.
Tenemos
que tener claro el propósito de Dios para nuestra vida, que es bendecir a otros
a través de nosotros.
Todo lo que Dios ha hecho por nosotros, ha sido por
una razón: Porque a través de nosotros, Él quiere bendecir la vida de otra
persona.
Génesis 18:17-19; (…) Y Jehová dijo: ¿Encubriré
yo a Abraham lo que voy a hacer, habiendo de ser Abraham una nación grande y
fuerte, y habiendo de ser benditas en él todas las naciones de la tierra?
Porque yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el
camino de Jehová, haciendo justicia y juicio, para que haga venir Jehová sobre
Abraham lo que ha hablado acerca de él (…).
Dios dice: Abraham ¿sabe cuál es mi propósito con usted?
Voy a transferir por medio suyo, todas mis bendiciones a sus hijos, y a los
hijos de sus hijos.
Abraham sabía que todo lo que Dios le daba, o todo
lo que Dios hacía por él, era porque en él serían benditas todas las familias
de la tierra.
De la misma manera, todo lo que Dios hace por cada
uno de nosotros, es porque Él quiere hacer algo para otros a través de nosotros.
debemos tener eso claro. Cuando estamos agradecidos de lo que Dios ha
hecho en nuestra vida, llega el momento que nos preguntamos: ¿Qué puedo hacer
yo por Dios? Y la respuesta es: Haga por otro, lo que Dios ha hecho por usted.
Lo que Dios le dio a usted, es para que se lo pase a otro.
4. Tenemos que quitar nuestros motivos personales
durante el tiempo de intercesión.
No podemos
estar esperando sacar algo de la persona por la que oramos. Cuando intercedemos,
nosotros llevamos la carga del otro, pero no es que vayamos a sacarle en cara
lo que estamos haciendo. Mejor no se lo decimos. Cuando oramos por
alguien, lo hacemos porque Dios nos inspiró a que lo hiciéramos.
Mateo 6:3; (…) Cuando tú ayudes a los necesitados, no se
lo cuentes ni siquiera a tu amigo más íntimo (…)
5. Tenemos que estar conscientes de la autoridad que tenemos
de mover el cielo a nuestro favor y a favor de otra persona.
Nuestra oración
a Dios tiene efecto, tiene influencia. Dios escucha la oración de
cualquiera que sea justo. Él no tiene gente especial en ese sentido, pero
hay gente que se hace especial para Dios. Y, si hemos desarrollado nuestra relación con
Dios, Él va a escuchar nuestra oración de manera diferente. Nuestras
palabras tienen más peso que las de otra persona. Movemos el cielo con nuestras
palabras, cuando oramos con esa convicción. Cuando Dios nos llame a orar por
alguien, lo debemos hacer con autoridad, sabiendo que somos eficaces en la intercesión.
Santiago
5:16; (…) La oración
eficaz del justo puede mucho (…).
Bendiciones
Pablo José
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