PONGÁMOS ORDEN A NUESTRA VIDA - PRIORIDADES CRISTIANAS
Muchas
veces nos complicamos la vida haciendo cosas que Dios no nos ha mandado a hacer
y lo que ganamos es llenarnos de estrés, confusión y desorden, al tomar innecesariamente tareas que no soltamos,
por no conocer el verdadero orden o prioridades, que Dios nos estableció en Su
palabra.
Yo creo que
muchos de nosotros hemos aprovechado este encierro forzoso para revisar varios
aspectos de la vida que llevábamos. Nuestras rutinas, metas, afanes, temores,
ansiedades, PRIORIDADES y de una u otra manera, hemos pensado en algunas cosas
que creemos debemos cambiar y/o ajustar. En fin, creo que hemos pensado en
ORDENAR prioridades y optimizar mejor ese recurso que pasa volando y no nos
damos cuenta a qué horas se nos gastó. El tiempo.
Si aprendemos
a buscar a Dios para que nos guíe en nuestro diario quehacer, conoceremos que
es lo que debemos hacer, estaremos trabajando en paz, como nos lo promete en Su palabra
Isaías 26:3; (…) ¡Tú guardarás en
perfecta paz a todos los que confían en ti; a todos los que concentran en ti sus pensamientos! (…)
Debemos soltar nuestra manera de hacer
las cosas como nosotros pensamos, quitarnos las cargas, no dejarnos guiar a por
el que dirán o por no saber decir NO al recibir cargas que no deberían ser nuestras
y aprender a VIVIR a la manera de Dios.
Efesios 4:22; (…) Que, en cuanto a la
anterior manera de vivir, ustedes se
despojen del viejo hombre, que se corrompe según los deseos engañosos,
Necesitamos usar nuestra Fe para
soltar todo lo que desordena nuestra mente y no nos deja estar en paz.
1 Corintios 14:33; (…) Porque a Dios no le gusta el desorden y
el alboroto, sino la paz y el orden. Como es costumbre en nuestras iglesias
(…).
Debemos
pedirle a Dios que nos muestre maneras de simplificar nuestra vida. Hagamos hoy
un inventario de todo aquello que debemos soltar, que nos quita la paz, que no
nos deja tranquilos, que nos estorba, que nos hace daño, que nos distrae de
hacer lo productivo y soltémoslo, dejémoslo a un lado de una vez por todas. Nuestro
Dios desea que tengamos días felices y productivos así que debemos deshacernos
de todo lo que EL nos muestre.
CONOZCAMOS
LAS PRIORIDADES DE DIOS
En
la vida cristiana se tienen prioridades y si se altera el orden de las
mismas, se vería afectada, e impedirá recibir las bendiciones de Dios en
toda su plenitud.
Prioridad número 1; DIOS
Marcos 12:29-30; (…) Jesús le respondió: El primer
mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y
amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu
mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento (…).
Tener
a Dios en primer lugar significa tener una relación personal e íntima con Él.
Esto tiene que ver con escuchar a Dios y la otra con hablarle.
Escuchamos
a Dios al leer y meditar Su palabra, inclusive Dios nos puede hablar a través
de sueños y visiones. Hablamos con Dios cuando oramos y adoramos y meditamos en
El.
Asistir
a una Iglesia y congregarse es importante, pero esto es independiente de su
relación personal diaria con Dios. Tenemos luchas personales a diario y solo
Dios nos puede dar la victoria. El diablo nos quiere destruir y con nuestra
oración e intimidad con Cristo, no le queda de otra más que huir.
Prioridad número 2. La Familia
Marcos 12:31; (…) Y el segundo es semejante: Amarás
a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos (…).
Prójimo
viene de próximo y el mas próximo es la familia directa. El amor se traduce en
tiempo de calidad para la familia. Y, de repente, dentro de lo malo de la
cuarentena, se puede haber cumplido ese propósito divino de que pasáramos tiempo
con esos seres amados, esposa(o) e hijos (en ese orden). ¿Quiénes son más
importantes en nuestra vida sino los miembros de nuestra familia? Tener el
tiempo para escuchar a la esposa y con los hijos, atender siempre sus
necesidades básicas de vestido, casa y alimento, así como enseñándoles a
confiar en Dios, a orar, a leer la palabra de Dios.
Nuestro
tiempo debe priorizarse por encima del trabajo o de cualquier otra actividad, para
nuestros seres queridos más allegados. Están bien los papás, hermanos, amigos, miembros
de su iglesia, los primos y los tíos, pero antes que todos ellos, están los
de su propia casa. Ellos son, deben y deberán ser siempre, los primeros,
antes que cualquier otra persona.
Prioridad número 3. El Trabajo
2ª
Tesalonisenses 3:10;
(…) Porque incluso cuando estábamos con ustedes, les ordenamos: «El que no
quiera trabajar, que tampoco coma.» (…)
Dios
es muy claro. Es una instrucción. Y ahí es cuando vemos a los cristianos EN
CONTRA de las políticas humanas, de algunos dirigentes, que abogan por REGALAR
a los pobres o EXIGIR a los ricos que les regalen a los pobres. No, Dios dice “Trabajen
para que coman”. Es un mandato de Su palabra. Es mejor generar empleo que regalar
subsidios y estimular vagancia. Ello no va en contra vía de ejercer caridad. Es no acostumbrar a la gente a vivir de regalos o subsidios para todo, pues a alguien le cuesta trabajo generar esos recursos, para que se los den a otros de balde. Con
el trabajo es que ganamos el sustento.
A los
comunistas (como políticos), poco les gusta la palabra de Dios. Por el contrario,
la proscriben, pues saben que nos trae LIBERTAD. Solo citan lo que le s
conviene. Que el abogaba por los pobres (pero de espíritu mayormente). Existe
una contundente frase que dijo cuando Martha se gastó un frasco de perfume muy
costoso, perfumándolo. Recordémosla: Mateo 26:11; (…) Porque a los pobres siempre los
tendréis con vosotros,
pero a mí no siempre me tendréis (…).
Ni
siquiera dedicar tiempo a la congregación, debe ser nuestro pretexto para no
trabajar. El trabajo secular es sumamente importante. Ahora bien, el trabajo no debe quitarnos el tiempo que debemos dedicar a Dios y a nuestra familia, y tampoco debe ser un impedimento para participar activamente en la Iglesia.
Prioridad número 4. El Ministerio en su Iglesia (Servicio a Dios)
Mateo 28:19-20; (…) Por tanto, id, y haced
discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y
del Hijo, y del Espíritu Santo, enseñándoles que guarden todas las cosas que
os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin
del mundo (…)..
Para
predicar el evangelio de Cristo debemos dedicarle tiempo. El compartir las
buenas nuevas de Jesucristo y servir en la congregación, demanda tiempo. Nuestra
participación en la Iglesia para alcanzar a los perdidos y/o para discipularlos en el conocimiento de Su palabra, es importante, tanto para Dios como para
nosotros. Pero nunca debe sustituir al tiempo que
pasamos con Dios o con nuestra familia, ni debemos hacerlo en nuestros horarios
de trabajo secular.
Dios
nos lleva hoy a meditar como está el ORDEN DE NUESTRAS PRIORIDADES. Meditemos
entonces en ello y reajustémoslas, si es del caso, para
ponerlas en el orden adecuado.
Bendiciones
Pablo
José
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