¿¿CUÁL ES SU EXCUSA PARA NO DAR LA BUENA BATALLA DE LA FE?


En 1 Timoteo 1:18-20, Pablo le dice a Timoteo: Hijo mío, te encargo este mandamiento para que, conforme a las profecías que antes se hicieron acerca de ti, presentes por ellas la buena batalla y mantengas la fe y la buena conciencia, que por desecharlas algunos naufragaron en cuanto a la fe.


Pablo le da una orden a Timoteo de que milite. Y esta orden es basada en fe y buena conciencia porque, de no seguirla, naufragaría.  Pablo utiliza esta imagen de naufragar para hablar de los cristianos que espiritualmente naufragan.  Como todo barco sale con un destino, hay creyentes que salen con un propósito de alcanzar algo, de lograr algo, y no lo alcanzan, porque se encuentran con un tropiezo en la vida, una tormenta que los lleva a la deriva. 

Tristemente, vemos gente que viene a los caminos del Señor y, recibiendo la palabra de Dios, de un día para otro, se fastidian, se cansan, deciden que ya no hay vida, que ya no hay esperanza, y viven a la deriva, de acuerdo a lo que traiga la vida.  Hay personas que renuncian a su fe, a su buena conciencia y, sin darse cuenta, viven como barco a la deriva, dándose contra las rocas, contra las piedras, hasta que se rompe el barco.

En medio de toda dificultad y problema, debemos mantener la fe en la revelación que hayamos recibido de la palabra de Dios, sembrada en nuestro interior.  La única manera de vivir esta vida es por fe.  A ninguno de los creyentes en Cristo, lo sostiene el gobierno, o el mundo, o los familiares; al verdadero creyente lo sostiene su fe.  La fe nos mantiene creyendo que algo bueno va a suceder en nuestra vida.  Es la fe la que nos dice que lo que estamos viviendo no es nuestro final, sino que es solo parte del proceso. 
Hebreos 11:1; (…) Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve (…).

Pablo le dice a Timoteo que recuerde la buena conciencia, refiriéndose a una conciencia que sabe que tiene relación íntima con Dios.  Debemos tener una buena conciencia. Una buena conciencia nos dice que hemos sido perdonados por la sangre de Cristo.  Una buena conciencia nos alerta y nos guía.

Timoteo era un joven que tenía una baja autoestima.  Pensaba que no podía con la tarea que le había sido encomendada y quería renunciar como pastor de la iglesia de Éfeso.  Pablo siempre le hablaba y le motivaba constantemente diciéndole: Dios no te ha dado espíritu de cobardía sino de poder, de amor y dominio propio; acuérdate de la fe de tu abuelita y de tu mamá; recuerda el don de Dios que te fue dado por la imposición de manos. 
2 Timoteo 1:6-7; (…)  Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos. Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio (…)
El problema es pensar que lo que estamos pasando es más grande y va acabar con nuestra vida y que no tenemos la capacidad para vencerlo.  Podemos pensar en todas las excusas para fracasar, y que la tormenta que estamos viviendo nos va a destruir, pero, la realidad es que lo peor en la vida es tener una buena excusa para fracasar, cuando hay mil razones para tener victoria y seguir luchando. Y además, nuestras luchas no las peleamos solos:
Salmos 23:4; (…) Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento (…).

¿Cuál es su excusa?  ¿Cree que la encomienda o el encargo es demasiado grande para usted, porque se sientes menos o incapaz?  ¿Se ha lanzado a la deriva, permitiendo que la tormenta lo azote de un lugar a otro? Recuerde que los creyentes NO peleamos nuestras batallas en nuestras propias fuerzas. Cuando más débiles estemos, más debemos acogernos a la GRACIA y al favor de Dios en nuestras vidas y veremos la vitoria al descansar en el señor y entregarles nuestras cargas, para que Él las destruya con su poder:
2 Corinntios 12:9; (…) Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo (…).

Saquemos hoy mismo de raíz, todo pensamiento que nos diga que lo que estamos atravesando en estos días de pandemia y zozobra, es demasiado grande para nuestras habilidades, demasiado poderoso para cada uno de nosotros, cuando es todo lo contrario.  Ante cualquier problema, no nos podemos rendir, no podemos olvidarnos de las promesas que Dios nos dio.  Debemos vivir cada día con esperanza de que no vamos a fracasar. Yo tengo una larga experiencia de más de 27 años en esto. Dios nunca me ha fallado a pesar de ser como todavía soy. No he naufragado, no he perdido mi fe, la mantengo y la incremento cada día.

La Fe no la tenemos viva y fuerte para que no vengan tormentas, sino para que cuando vengan, no nos destruyan. 

Que hermoso es escuchar a Dios en nuestro corazón, decirnos cuando superamos con Él las batallas u obstáculos en nuestra vida, “Hombre (mujer) fuerte y valiente, diste una buena batalla, ganaste y yo estoy contigo.”

Bendiciones
Pablo José.

Comments

Popular posts from this blog

PONGÁMOS ORDEN A NUESTRA VIDA - PRIORIDADES CRISTIANAS

INTERCESIÓN EFICAZ