TENEMOS AYUDA Y ESPERANZA
La vida
cristiana trae esperanza, pero no solo en lo concerniente a la eternidad, sino
también para nuestra vida aquí en la Tierra.
El apóstol
Pablo nos dice en Romanos 5:17, (…) Pues si por la transgresión de uno
solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo,
Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia
(…).
Si, cada
hijo de Dios es llamado(a) a reinar en esta vida, y no a ser aplastado(a) por
las circunstancias.
En su paso
como hombre por este mundo, nuestro Señor Jesús entendió perfectamente:
ü
Que
las pruebas y las dificultades que experimentamos pueden a menudo agobiarnos,
ü
Que
la pérdida de un ser querido puede destrozarnos,
ü
Que
una ruptura sentimental puede hacernos sufrir,
ü
Que
las dificultades financieras pueden generar una angustia enorme en nuestra
vida.
Y para
quitarle a satanás ese poder que ejerce sobre la humanidad sin Dios, haciendo
que le sucedan toda esta clase de tribulaciones, se ofreció como sacrifico para
quitarle las llaves de ese imperio de dolor, tristeza y muerte: Por eso Dios nos
recuerda hoy, que las pruebas o tribulaciones que siempre debemos afrontar
mientras estemos vivos, nunca controlan nuestras vidas. Yo, como hijo de
Dios y en el nombre de Jesús, tengo el control de mi vida y tengo la capacidad
y fortaleza para decidir si me dejo acabar por ellas o salgo adelante con fe en
mi Dios, aunada a ni tesón y capacidades. Yo soy el escogido por Dios para
reinar en mi vida y no las pruebas que me sobrevengan.
Personalmente
creo que soy un heredero aquí en la Tierra, y esa calidad de hijo y heredero va
conmigo hasta el Cielo, donde reinaré al lado del Rey de Reyes y Señor de
Señores, Jesús, mi redentor y soberano.
La palabra
nos recuerda que sucede con aquel que aguanta las tribulaciones, las resiste
soporta y vence:
Apocalipsis
3:21; (…) Al que
venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he
vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono”
Jesús ya
pagó el precio de mi redención y de mi herencia, para tener una nueva vida de victoria,
paz y gozo a pesar de las tribulaciones momentáneas que debemos resistir en
este mundo. Por eso, mi vida y comportamiento ante las adversidades, debe
reflejar el poder de Dios para superar cualquier ataque del enemigo.
Un hijo de
Dios que conoce Su palabra y cree en Sus promesas, nunca pasa su vida en
derrota y/o tristeza, como el maligno quiere que suceda. Reinemos sobre nuestra
vida y circunstancias sabiendo que Jesús nos delegó usar Su poder sobre nuestra
vida. No nacimos a una nueva vida en Cristo para vivir hundido(a), sino para
vivir en Su victoria y debemos aplicarlo con convicción desde hoy mismo.
No dejemos
que las pruebas nos hundan, sino al contrario: decidamos hoy reinar sobre ellas
cada día durante el resto de nuestra vida.
Bendiciones
Pablo José
Ramírez H.
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