DECISIONES CARNE O ESPÍRITU


La vida del creyente obliga a tomar a diario decisiones. Morir a uno mismo no es encerrarse en un cuarto a llorar, echarse a la pena y morirse. Es doblegar todo pensamiento o deseo personal (carne) a la voluntad del Espíritu Santo para nuestro espíritu.



Gálatas 5:17; (…) Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis (…).

Cuando el espíritu nos guía, muchas veces no va a pasar lo que pensábamos que iba a pasar, pues el Espíritu Santo nunca se manifiesta hasta asegurarse que tiene nuestra obediencia total pasen o no las cosas, y solo cuando estemos verdaderamente muertos a la carne y entregados por fe a la voluntad de Dios, las cosas van a empezar a pasar.
Romanos 8:6; (…) Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz (…).
Romanos 8:12-14; (…) Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne; porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios (…).
Nueva Versión Internacional; (…) Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán.14 Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios (…)
La Palabra de Dios es clara en que nosotros, los que hemos recibido a Cristo de corazón, debemos por medio del espíritu hacer morir a las obras de la carne y caminar o ser guiados por el Espíritu de Dios si verdaderamente somos Sus hijos.

Cada uno de nosotros debe caminar conforme a lo que le indique su espíritu. Pero, ¿qué es caminar conforme al espíritu? Es dejar que nuestro espíritu humano, se guíe por el Espíritu Santo, o sea, es caminar después de nuestro espíritu, que está conectado al Espíritu Santo. Siempre vamos a vivir entre lo que nos diga nuestra carne y lo que nos diga nuestro espíritu, siempre estamos entre dos disyuntivas, ser carnal o ser espiritual. La palabra de Dios dice que los guiados del Espíritu Santo son los que caminan después de lo que les indique su espíritu y no su carne. El que guía va adelante o sea que si el Espíritu Santo es la guía de mi espíritu humano, yo debo ir detrás de EL.

La carne nos dice: “No pidas perdón”, y la carne misma empieza a sentir una humillación fea antes de ir a pedir perdón. Y la voz del Espíritu nos dice: “Ve y hazlo”. Ahí estamos decidiendo entre lo que oímos en la carne, en nuestra mente, o lo que oímos en nuestro espíritu, esa voz que nos redarguye desde lo profundo del corazón y nos indica que nos hemos equivocado y que debemos pedir perdón por la ofensa realizada.

Si no empezamos con eso, mucho menos vamos a pasar al grado superior de ser guiados por el Espíritu Santo para cosas mayores. O empezamos a caminar detrás de lo que el Espíritu le dice a nuestro espíritu en todo lo que hagamos o Él no nos va a poder guiar. Los que seguimos la carne lamentablemente no somos hijos de Dios. (Fuerte escuchar esto, pero es la palabra de DIOS).

Dice aquí que por el Espíritu hagamos morir las obras de la carne. ¿¿¿Como se muere algo vivo??? SI LE QUITO EL OXIGENO. ¿Como así? Veamos un ejemplo práctico:

Resulta que usted es muy chismoso, y mantiene diciendo cosas de los demás. Recibe a Cristo de corazón, nace de nuevo y tiene esa obra de la carne (el chisme), sabe que lo hace o practica y llega el día que está reunido con los amigos. En la mañana había orado como todos los días al levantarse y a la primera oportunidad, compartiendo con los amigos empieza a hablar y se le sale el chisme sobre alguien que todos conocen. A los cinco minutos en su interior siente un redargüir que le dice “Te equivocaste, pecaste al hablar de esa persona”. Cuando uno quiere ser santo (apartado para Dios), esa cosa se siente bien feo. Y cuando se va esa noche a dormir le dice uno a Dios, perdóname, no lo quería hacer. Dos semanas después, se vuelve a juntar con los amigos y están hablando y trata de aguantarse el chisme, pero de repente vuelve y suelta la lengua y raja de otra persona. Pero es tan fuerte la sensación de molestia interna, el Espíritu lo redarguye tan duro que vuelve y le pide perdón a Dios, y la carne empieza a menguar. Tres semanas después, ya le molestan esas conversaciones, y se empieza a alejar de esos amigos. La obra de la carne chisme se murió, cuando por medio del Espíritu se siente mal al tener esas conversaciones y las rehuyó.
¿Cuál era el oxígeno que alimentaba el pecado? LA LENGUA SUELTA.
Al separarse de los amigos y CALLAR, le quito el oxigeno al pecado y se murió esa obra de la carne. En la próxima conversación, estaban hablando mal, usted se levanta y los invita a callar. Entonces, se siente muy bien, y de paso el Espíritu Santo empieza a encontrar a alguien a quien un día le puede hablar y darle una instrucción.

Otro ejemplo: Se convierte al Señor, pero era de aquellos que se  la pasaba viendo mujeres e imaginándose cosas pecaminosas con ellas. Ahora dice No. Va caminando con su esposa, pasa una niña bien linda y medio la mira de reojo pero, por el espíritu, piensa o se dice a si mismo “Tengo la mía, Señor, la que me diste”. Y no voltea a mirarla de nuevo. Vio la suya, y no la que no es. En la escuela de enseñanza bíblica RHEMA donde estudié, recuerdo que un maestro de la palabra nos dijo: El pecado de los ojos no está en mirar a una niña linda cuando pasa, no, el pecado se consuma es  cuando nos volteábamos a repasarla.

Eso es hacer morir las obras de la carne. Cuantos de nosotros, basados en estos dos ejemplos, decimos, “yo tenia obras de la carne como las descritas y hoy ya están dominadas, gracias al Espíritu Santo”. Pues bien, así es que debemos DOMINAR la carne en TODO (Ira, celos, borracheras, orgías, etc.).

Dice la Biblia que las obras de la carne son manifiestas, que son adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, celos, iras, contiendas, disensiones, y dice que los que practican tales cosas, no entran al reino de los cielos, por lo tanto, mucho menos seremos guiados por el Espíritu Santo. Veamos las escrituras:

Gálatas 5:19-21; (…) Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios (…).

Esta palabra se aplica o empieza en la vida diaria, cuando debemos decidir seguir las obras de la carne o las del Espíritu. O  sea que nuestra vida es de DECISIONES DIARIAS: ¿Sigo a la carne o sigo al espíritu? 

Alguien nos hace algo e inmediatamente nos decimos: “A este tal por cual le voy a decir tres cosas bien claritas, porque yo soy muy franco”. ¿Eso se lo dijo el Espíritu Santo? JAMAS. Pero vamos, lo insultamos, maltratamos o humillamos y después, queremos predicar y ser ejemplo de la obra de Dios en la vida de las personas. Por eso es que lamentablemente existimos o vemos mucha gente carnal orando en lenguas, y de ahí no pasamos. En vez de esas manifestaciones carnales debemos caminar detrás del Espíritu Santo.

Ese es el relajo espiritual que tenemos y por lo cual no vemos un avivamiento en muchos lugares y mucho menos lo tenemos nosotros en forma individual. Todos los días, casi que es seguro que oímos al Espíritu y oímos a la carne. ¿A quién seguimos? ¿Estamos siendo guiados por el Espíritu? Seguir al Espíritu nos va a meter en problemas, pero si seguimos a la carne, jamás saldremos de problemas y nunca veremos la manifestación de Dios a través de Su Santo Espíritu. Por seguir a cualquiera de los dos, vamos a tener problemas, pero ES PREFERIBLE tener problemas por seguir al Espíritu de Dios que por seguir los deseos o pensamientos de la carne. Siempre DEBEMOS preferir seguir al Espíritu.

Esta es la clave para la santidad, no es una condición que vivimos, sino decisiones que debemos tomar todos los días, a todas horas. No es que digamos “soy santo” porque oro en lenguas o tengo buen corazón o leo la Biblia o hago buenas obras en fe. La santidad se logra después que se responde adecuadamente el interrogante permanente en nuestras vidas de: “tengo opción A o tengo la B”.

Se debe tomar la decisión correcta por el Espíritu, practicarla y después de meses y años de hacerlo, vamos a notar la diferencia entre nuestra vida guiada por el Espíritu de Dios y la vida de aquellos que estuvieron en la misma posición nuestra, pero decidieron por o en la carne. Y se va a cumplir a la fija lo que dice la Palabra de Dios en cuanto a que el ocuparse de la carne es muerte, y del espíritu es vida y paz.

Confesión: Yo sé esta teoría o palabra escrita, pero, por no lograr tenerla REVELADA en el fondo de mi corazón, me he equivocado mucho en mí ya larguita existencia.  He cometido muchos errores costosos en dinero y en relaciones, por seguir mis impulsos emocionales o carnales, en vez de aprender a escuchar y seguir la voz de mi espíritu, el cual está conectado al Espíritu Santo.  Y esa voz me redargüía a no hacer lo que en últimas terminé haciendo, para meter las patas.  De todas maneras, persisto en lograr el cambio que mi Dios ya vio realizado en mí.

Bendiciones

Pablo José

Comments

Popular posts from this blog

LA LETRA MATA, PERO EL ESPÍRITU VIVIFICA

¿¿CUÁL ES SU EXCUSA PARA NO DAR LA BUENA BATALLA DE LA FE?

PONGÁMOS ORDEN A NUESTRA VIDA - PRIORIDADES CRISTIANAS