COMPONENTES BÁSICOS DE NUESTRA ORACIÓN
Cuando estamos en la presencia de Dios el padre en oración y adoración, Su grandeza comienza a opacar lo pequeño de nuestro problema; y ya no nos parece tan grande, desaparece de nuestra mente esa idea de que Dios no puede hacer algo por nosotros. La oración, más que palabras, es un estilo de vida. Hay oraciones cortas y largas; y para una mejor experiencia en esos tiempos más largos, debemos conocer algunos elementos que deben ser parte de nuestra oración.
1.
La acción
de gracias: En Salmos 118:1, encontramos: (…)
Alabad a
Jehová, porque él es bueno; porque para siempre es su misericordia. (…). Dar
gracias es vital; Y parte de nuestra alabanza, es agradecer a Dios por
todo. Oramos y pedimos UNA VEZ y luego nos sostenemos en acción de
gracias, por haber ya recibido la respuesta, así no la veamos materializada
todavía. Cuando Jesús oró por los panes y los peces, dio gracias a Dios el Padre,
ANTES de materializar la multiplicación de los mismos. Nuestra alabanza a Dios es reconocimiento al
acordarnos lo que Él ha hecho y va a hacer por nosotros. No es un simple “gracias” genérico; debe ser
específico. Por ejemplo: Señor, gracias porque cuando yo necesitaba, usted me trajo
a esa persona, me salvó de esto, cuando estaba enfermo usted me sanó, cuando
tuve tal problema me lo solucionó. Lo recordamos y dejamos saber a otros lo que
Dios ha hecho en nuestra vida. Cuando oramos por la comida o por la
provisión, demostramos a todos alrededor de nuestra mesa, que reconocemos quién
es el que nos provee.
2.
Nuestra dádiva a Dios. Cuando
demos algo lo debemos hacer con esa consciencia de ser agradecidos porque Dios nos
provee. Cuando ofrendamos, no damos limosna; sino que de lo que Dios nos
ha dado, le devolvemos una porción. Todos nuestros actos deben mostrar
agradecimiento. Durante la semana, deberíamos sacar un tiempo solo para darle gracias
a Dios; Si sembramos, tenemos derecho a esperar cosecha, del mismo género de nuestra
semilla sembrada.
El salmista decía: Mientras callé, se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el día. Cuando callamos nuestro pecado y no lo expresamos a Dios, nos enfermamos, nuestros huesos se secan. Debemos pedir perdón al Señor; pedirle que nos corrija y nos traiga paz y que le hable a nuestro corazón; Si hay alguien a quien tengamos que perdonar, ese es el momento de hacerlo. La gracia de Dios cubre multitud de pecados, pero nuestra consciencia no se limpia hasta que no nos hayamos arrepentido delante de Él. Si no nos arrepentimos y no recibimos el perdón de Dios, caminaremos en nuestro corazón con obras muertas, con culpa y condenación en nuestros pensamientos.
4.
La
adoración.
Cuando vamos a la iglesia y cantamos y alabamos a Dios, eso es parte de nuestra
oración. Una manera de tener un momento de oración e intimidad con Dios en
nuestro hogar, es poner una canción de alabanza y adorar a Dios, levantando nuestros
manos al cielo. Adoración es exaltar quién es Él, lo que Él ha hecho en nuestra
vida, Su grandeza; reconocer quién es Él para nosotros. y lo bueno y amoroso que
es. Cuando realmente adoramos a Dios, muchas veces ni tenemos que pedir
que un problema desaparezca de nuestra vida. Dios se lo lleva en nuestra
adoración y nuestra mente reconoce cuán grande es Dios por encima de nuestras angustias
y dificultades. El problema generalmente es que las dificultades se
vuelven más grandes en nuestra mente de lo que realmente son. Pero,
cuando adoramos a Dios, Su grandeza comienza a opacar lo pequeño de nuestro
problema. Ya el problema no parece tan problema, no parece tan grande, ya
no hay en nuestra mente esa idea de que Dios no puede hacer algo por nosotros.
Por eso, parte vital de nuestra vida de oración es nuestra adoración.
Si quiere que sus oraciones sean más efectivas, lo invito a que lo ensaye. Dios nunca nos falla.
Bendiciones
Pablo
José
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