EL PROCESO DE SANIDAD
Según definición dada por Dios, los humanos somos: Un espíritu, sellado con un alma y revestido con un cuerpo.
1
tesalonicenses 5:23; Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo,
sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.
Como
hijos de Dios, el Espíritu Santo habita en nosotros, en nuestro espíritu.
1 corintios 6:19; ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu
Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois
vuestros?
La semilla: Es la palabra de Dios, que
se siembra para que dé fruto en el área que necesitamos prosperar en nuestra
vida.
Lucas 8:11; Esta es,
pues, la parábola: La semilla es la palabra de
Dios.
El terreno: Donde se siembra la palabra
de Dios, es nuestro corazón.
Marcos 4:15; Y éstos
son los de junto al camino: en quienes se siembra la palabra, pero después que
la oyen, en seguida viene Satanás, y quita la palabra que se sembró en sus corazones.
El
riego: Es la
meditación de la palabra de Dios.
El
crecimiento: Lo da
solo Dios por medio de Su Santo Espíritu.
El Espíritu que da vida, que trae la salud, está en nuestro interior.
Romanos 8:11; Y
si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a
Jesús mora en vosotros, el que levantó de los
muertos a Cristo Jesús vivificará
también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en
vosotros.
1
corintios 3:6; Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios.
El
fruto: Es la
manifestación palpable del poder de la palabra de Dios que actúa en nuestras
vidas.
El poder de resurrección y restauración del Espíritu Santo, está en nosotros.
No es
nuestro espíritu el que se ve atacado con la enfermedad, es nuestro cuerpo.
En
nuestro interior está toda la vida que necesitamos, pero debemos sacarla al
lugar donde la necesitamos, el cuerpo.
El
conector entre los dos es nuestra alma, allí es donde están nuestros
pensamientos y emociones, donde tomamos nuestras decisiones.
Meditamos
la palabra de Dios es en nuestra mente y la declaramos es con nuestra boca.
Dependiendo
de lo que el alma medite, abre el canal para que la vida de Dios se manifieste
o no.
Es
importante meditar en la verdad de Dios que sobrepasa la realidad temporal.
La
palabra de Dios es una semilla que, si es regada a través de la meditación,
echará raíz y sacará los nutrientes del Espíritu, para manifestar fruto en
nuestro cuerpo.
Este
no necesariamente es un proceso instantáneo, pero si efectivo.
Jesús
es la palabra que se hizo carne, Jesús nunca falla, la palabra de Dios nunca
falla.
Si
hacemos nuestra parte, Dios hará su parte.
Tome
su dosis de palabra de salud cada día.
¿CÓMO TOMAR LA MEDICINA DE DIOS?
Salmo 103:2,3
2 bendice,
alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios.
3 Él es
quien perdona todas tus iniquidades, el
que sana todas tus dolencias.
1. Leo la escritura una y otra vez, hasta que tengo un claro entendimiento de lo que esta escritura me está diciendo. Lo que dice para mí personalmente.
2. Comienzo
entonces a pensar en esta escritura y en lo que Dios me está diciendo.
3. Durante
el día analizo y considero la escritura separándola del resto.
4. La
vocalizo, comienzo a repetir esta escritura, hablándomela a mí mismo.
He aquí un ejemplo de cómo la hablo para mí mismo en voz alta, y me tomo la medicina de Dios:
(RECUERDE QUE ES EN VOZ ALTA)
“Te bendigo Señor
con toda mi alma – te agradezco por todos tus beneficios – tú has perdonado mis
pecados, todas mis faltas, y has sanado totalmente mi cuerpo de dolencias y
enfermedades. Te doy gracias Padre, por haber enviado tu Palabra para sanar, Tu
Palabra dice que tu sanas todas mis dolencias. Te agradezco Padre porque Tu
Palabra está penetrando mi espíritu permitiendo que Tu salud se manifieste en
mi cuerpo físico. Te agradezco Padre que los beneficios de la sanidad son parte
de Tu Pacto. No me olvidaré de Tus Beneficios, me recordaré que ya me has
perdonado, y que ya me has sanado, en Cristo.”
Repito este proceso de tomar la medicina de Dios hasta que la sanidad se ha manifestado total y completamente.
¡¡¡No tome una sola dosis!!!
No se preocupe, usted nunca tendrá una sobredosis de la palabra de Dios.
¡Encuentre la escritura que le dice algo a usted!
Siga las instrucciones, tome la medicina de Dios y dele tiempo para actuar
en usted.
Versículos de sanidad para meditar
1. Tu eres
el Señor, mi Sanador. (Éxodo 15:26)
2. Tu quitas
toda enfermedad de en medio de mí, y completarás el número de mis días, (Éxodo
23 :25)
3. Tu quitas
toda enfermedad de .mi cuerpo. (Deuteronomio 7:1 5)
4. Yo he
sido redimido de la maldición de la Ley. (Deuteronomio 28 Gálatas 3:13)
5. Tu Señor
sanas todas mis dolencias (Salmo 103:3)
6. Enviaste
tu Palabra y me sanó, y me liberó de mi destrucción. (Salmo 107:20
7. Yo no moriré
sino viviré, y contaré las maravillas del Señor. (Salmo 118:17)
8. Me has
saciado de larga vida y me has enseñado tu salvación (Salmo 91:16)
9. Tus
Palabras son vida, salud y medicina a mi cuerpo. (Proverbios 4:22)
10.Ciertamente
él se llevó mis enfermedades y cargó mis dolencias. (Isaías 53:4)
11.Él mismo
tomó mis enfermedades y cargó mis dolores. (Mateo 8:17)
12.La vida
de Jesús es manifestada en mi cuerpo mortal. (2 Corintios 4:11)
13.El mismo
Espíritu que levantó a Jesús de entre los muertos vivifica mi cuerpo mortal.
(Romanos 8:11)
14.Manos fueron
puestas sobre mí y me estoy recuperando. (Marcos 16:18)
15.Le hablo
a mi cuerpo, se sano, estás completo en Cristo. (Romanos 4:17)
16.Por cuya
herida yo soy sano. (Isaías 53:5)
17.Por cuya
herida yo fui sanado. (l Pedro 2:24)
¡SU
CUERPO NO TIENE ALTERNATIVA, DEBE RESPONDER A LA PALABRA!
SIEMPRE
QUE TOME LA MEDICINA, FUNCIONARÁ.
Bendiciones
Pablo José
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