FELIZ CUMPLE NANDO
FELIZ CUMPLEAÑOS
NANDO
DIA ESPECIAL DE
NOVENA PARA MIS HERMANOS QUE YA DURMIERON EN CRISTO
Hoy cumpliría 62 años mi hermano
Orlando, pero se fue con nuestro Señor a los 54. Y hoy cumple 46 días de
fallecida mi hermanita Bertha Lucía quien también durmió en el Señor a los 54 años.
Desde que se fue Orlando, Bertha Lucía empezó a hacer en la casa paterna de
Cúcuta, el 20 de diciembre, un día de la novena de aguinaldos, en memoria
del cumpleaños de Orlando, con la familia más cercana que todavía viviera en
Cúcuta, para darle adicionalmente las gracias a Dios por todo lo bueno que se
había recibido en el año que estaba por terminar y pedirle Su bendición para
algún deseo especial en el año que comenzaba. Se cerraba la acción de gracias,
con una deliciosa cena preparada por esas maravillosas manos de mi hermanita.
Por iniciativa de mi sobrina Elizabeth, hija mayor de Orlando y ahijada de Bertha Lucía, nos citó a los familiares cercanos, a una reunión virtual hoy en la noche, para continuar esa tradición en memoria de nuestros 2 hermanitos.
Cuando perdemos un ser muy
querido, sentimos tristeza y desesperación, nos deprimimos y enojamos, sentimos
que algo nos quedó por hacer o compartir con esa persona amada y a pesar que
sabemos que no seremos eternos y que algún día debemos descansar de este trajín
mortal para dormirnos en el regazo de Dios el Padre, en nuestro subconsciente
nunca pensamos en la muerte y cuando nos toca directamente o en la más íntima cercanía,
no la asimilamos fácilmente.
La buena noticia es que nuestro
Señor nos recuerda, que Sus hijos, nosotros los creyentes en Jesús como el hijo
de Dios, podemos “sufrir bien”, aunque el mundo en lo natural no lo entienda y
le parezca imposible o de locos esta aseveración. Pero podemos darle gloria a
Dios y hallar gozo y paz en medio de nuestro sufrimiento
Para lograrlo, debemos entender
que:
1.
El sufrimiento es una parte normal en
nuestra vida. Las pruebas y los problemas siempre los tendremos mientas
vivamos y así lo dejó claramente establecido Jesús en Su palabra. Juan 16:33;
Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo ustedes
habrán de sufrir, pero tengan valor, yo he vencido al mundo
2.
No debemos obsesionarnos con salir de nuestro
sufrimiento: Si no aprendemos a soltar el sufrimiento y entregárselo a
Cristo, el escapar de esa sensación se convierte en lo que más deseamos, se
convierte en nuestro “ídolo” o sea, en los más importante de nuestra vida. Salmos
73;21-26; Yo estuve lleno de amargura y en mi
corazón sentía dolor, porque era un necio que no entendía; ¡era ante ti igual
que una bestia! Sin embargo, siempre he estado contigo. Me has tomado de la
mano derecha, me has dirigido con tus consejos y al final me recibirás con
honores. ¿A quién tengo en el cielo? ¡Sólo a ti! Estando contigo nada quiero en
la tierra. Todo mi ser se consume, pero Dios es mi herencia eterna y el que
sostiene mi corazón.
Todo sufrimiento termina. Ninguna prueba dura para
siempre si durante la prueba buscamos a Dios y le damos la Gloria que se merece.
3.
Debemos reconocer la soberanía de Dios: Tenemos
que reconocer que Dios es el Rey soberano del Universo y que El controla todo,
aun nuestro sufrimiento. Cuando estamos sufriendo no estamos por fuera de Su soberanía.
Recordemos los sufrimientos de Job, se los causó el diablo y Dios no podía
intervenir pues era una prueba que tuvo que sufrir, para entender de dónde vienen
los ataques a los hijos de Dios y cómo el que persevera, confía y cree, logra
el triunfo creyéndole e a Dios.
4.
En las pruebas, debemos buscar a Dios:
Cuando seamos probados con un sufrimiento, debemos dedicarnos a pasar tiempo
con Dios. Conversamos con Él, escuchamos Su voz por medio de leer Su palabra, meditamos
en lo que hemos leído, memorizamos versos de la Biblia, ayunamos para acercarnos
más a Dios,
No buscamos a Dios para que nos saque del sufrimiento. Lo buscamos para conocerlo mejor, para acercarnos
y tener más intimidad con Él.
5.
En medio del sufrimiento debemos adorar a Dios:
Escuchamos música de alabanza y adoración para traer Su presencia en nuestros
momentos de intimidad con Él. Cuando
Job había perdido todo, adoró a Dios. Lo adoramos de 2 maneras: a) Cantándole
alabanzas, abriendo nuestra boca y adorando con el corazón al Padre. Y b) Agradeciéndole
a Dios por lo bueno y maravilloso que ha sido en nuestra vida y por el regalo
de Su único y amado hijo Jesús, a quien sacrificó en la cruz para darnos la salvación
y adoptarnos como Sus hijos. Es cambiar el “Dios dame” Por “Gracias Dios”
6.
Debemos preguntarle a Dios que quiere que
hagamos o aprendamos en medio del sufrimiento: A veces el sufrimiento nos
obliga a disciplinarnos en cumplir el verdadero propósito de Dios para nuestras
vidas. Nos obliga a despertarnos, nos insta a cambiar nuestra forma de vida
mundana. Nos recuerda que debemos obedecer mejor Su palabra y tratar de parecernos
cada día más a Jesús. El sufrimiento NO es una disciplina de Dios, es una
prueba de nuestra fe. En el fuego de la prueba es donde se moldea nuestro verdadero
carácter. Por eso, en medio de nuestra prueba, debemos preguntarle a Dios: ¿Qué
me quiere decir en este momento? ¿Qué quiere cambiar en mí? ¿Qué quiere que yo
aprenda a través de esta prueba?
7.
Debemos SERVIR en el reino de Dios: En
medio de la prueba o sufrimiento, debemos enfocarnos en ser más productivos en
el Reino de Dios. En vez de obsesionarnos con el dolor, debemos enfocar nuestra
energía, recursos y pasión a servir a los demás en el Reino de nuestro Padre. Estudiar
la palabra con otras personas, compartir Su palabra a los demás, involucrarnos
más en el servicio que presta nuestra Iglesia local, servir o ayudar a las personas
que tienen necesidades, abrir nuestro hogar a otras personas que necesitan ayuda
y a Cristo, en términos generales, SER EMBAJADORES DE CRISTO a través de nuestros
actos de servicio en amo a los necesitados.
Estos breves consejos lograrán más temprano que tarde, quitarnos el sufrimiento pues ninguna prueba dura por siempre.
Yo decidí hoy, en el cumpleaños terrenal de Nando, estar feliz por él y por Betita, pues tuve la dicha de compartir con cada uno de ellos, amarlos y conocerlos muy bien en su corta vida terrenal y eran ejemplo de amor y servicio por los demás, eran amables, alegres, desprendidos, generosos, tenían a Cristo en sus vidas y en Sus corazones, cumplieron el propósito de Dios derramando amor en todos sus actos y sirviendo al prójimo (próximo) sin esperar contraprestaciones en esta vida, por lo cual nuestro Padre los recibió en el cielo con esta frase, al llegar a Su presencia:
“Bienvenido hijo(a), en lo poco fuiste fiel, en lo mucho te pondré, entra a gozar lo que te ganaste, en tu verdadera casa, en donde está el reino de Tu Dios”.
Feliz cumple Nando. Que su espíritu y alma la pasen hoy más rico, con Betita y mis papás, en la presencia de Dios.
Pablo José
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